Cuando se le pregunta a la gente por qué hizo
algo, por lo regular puede contestar sin mucha dificultad. ¿Por qué decidió
leer este capítulo? ¿Por qué decidió estudiar psicología? Aunque, como mucha
gente, usted pudiera pensar que conoce las respuestas a estas preguntas y a
muchas otras, Freud sugirió que los determinantes más importantes del
comportamiento no están disponibles para nuestro pensamiento consciente. Si
esto es cierto para las decisiones rutinarias de la vida, es todavía más cierto
para los trastornos psicológicos, tales como los que motivan a la gente a
buscar ayuda profesional.
En el lenguaje corriente, el término inconsciente se
utiliza como adjetivo para calificar un estado o disposición mental que
presenta aquel sujeto que desarrolla inadvertidamente su comportamiento, es
decir, sin darse cuenta, y que, en general, no depende de su voluntad en
realizarlo. También se puede emplear para describir, con una connotación
peyorativa, a una persona irresponsable o desconsiderada en grado sumo, y que
lleva a cabo acciones dañinas o peligrosas sin tener en cuenta las consecuencias
ni los riesgos. Empleado por primera vez como término técnico en lengua inglesa
en 1751 (con la significación de no consciente) por el jurista escocés Henry Lord Kames (1696-1782),
el término inconsciente se popularizó más tarde en Alemania,
en la época romántica, (por ejemplo, en un poema de Goethe A la luna (1777) se
utiliza por primera vez el término en alemán: "unbewusst")
designando un depósito de imágenes mentales, una fuente de pasiones cuyo
contenido escapaba a la consciencia.
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