Para establecer con mayor claridad la tensión
entre el inconsciente, que busca expresión, y la conciencia, que trata de
frenar las fuerzas del inconsciente, Freud describió tres estructuras de la
personalidad.
- El ello es primitivo y la fuente de los impulsos biológicos. Es inconsciente.
- El yo es la parte racional y competente de la personalidad. Es la estructura de la personalidad más consciente (sin embargo, no del todo consciente).
- El superyó está formado por las reglas e ideales de la sociedad que el individuo ha internalizado.
Algo
del superyó es consciente, pero mucho de él permanece en el inconsciente.
Aunque se encuentran entre los conceptos mejor conocidos de Freud, él introdujo
los términos ello, yo y superyó (su hipótesis estructural) un poco tarde en el
desarrollo de su teoría. Su libro, El yo y el ello, que describe estas
estructuras, no fue publicado hasta 1923, cuando él ya estaba cerca de cumplir
los 60 años.
Cada estructura sirve a una función diferente. Por ejemplo,
considere los diversos aspectos de comer. Una persona siente hambre y quiere
comer. La función motivacional pertenece al ello. Antes de que el hambre pueda
ser satisfecha, es necesario cocinar o ir a un restaurante, quizás plantar algo
y cosecharlo. Estas funciones de planeación y de enfrentamiento pertenecen al
yo.
Además, existen “deberes” que deben considerarse: consejo acerca de lo que
es nutritivo y los estándares de la cocina del gastrónomo. Estos estándares
ideales y morales pertenecen al superyó. En la metáfora de manejar, el ello
corresponde al motor de un auto, el yo corresponde a la dirección y el superyó
representa las reglas del camino. En la metáfora correspondiente a la época de
Freud, el yo.
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